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RAFAEL CRESPO - URGENCIAS Y EMERGENCIAS | LOGROÑO - ESPAÑA
Las pérdidas bruscas de conocimiento afectan incluso a un veinte por ciento de la población
Las causas de las alteraciones de la conciencia están encabezadas por los problemas de origen cardíaco.
«Me encontraba en casa con mi suegra, de 75 años, la cual estaba haciendo la comida, cuando de forma brusca empezó a avisarme de que se mareaba, que se encontraba mal. Me acerqué para ver lo que ocurría y casi ni me dio tiempo a cogerla mientras sus ojos de ponían en blanco, su cara pálida, como si estuviera muerta, con un sudor frío que le salía de la frente, sin emitir ningún sonido y sin mover ni brazos ni piernas, cayendo con todo su peso sobre mí. La deposité sobre el suelo evitando que se golpeara, observando que el sudor ya le empapaba entera, sin recuperar el conocimiento.
Mi corazón se aceleró y yo no sabía que hacer en aquel momento, cogí el teléfono y llamé al 061 donde una persona me preguntó lo que ocurría pero, muy asustado, solo sabía decirle que me enviaran ayuda cuanto antes. El que me atendió, con gran profesionalidad y transmitiéndome tranquilidad, me dijo que para enviarme ayuda tenía que saber lo qué ocurría, a quién y dónde. Respiré hondo y logré explicarle lo que había acontecido con mi suegra, comentándome que me iba a pasar con una médica cuyas indicaciones serían las más acertadas para ayudarla.
Así fue. Tras unos segundos de tensa espera una doctora me hizo una serie de preguntas dirigidas y rápidas, con intención de saber lo que había sucedido, que le dijera cómo estaba mi suegra y si había estado enferma alguna vez, comentándome que me enviaba ayuda pero, mientras ésta no llegaba, debería colocarla de lado. Dejé el teléfono en la encimera para hacerlo, pero mi suegra me empezó a hablar con mucha dificultad, pero con los ojos cerrados, y todavía muy sudorosa y pálida.
Se lo comuniqué a la doctora y me explicó que la dejara tumbada en el suelo, aunque se recuperara, que le elevara un poco las piernas y que esperara la llegada de la ayuda. Cogí una silla y le puse sus tobillos sobre el asiento y así esperé, preguntándole a mi suegra cómo estaba, observando cómo recuperaba poco a poco.
Llamé a mi mujer y le comenté lo que había ocurrido con su madre y, en esos minutos de espera interminable, oí una sirena que atronaba en la concurrida calle con su ruido ensordecedor, después un silencio y a los pocos segundos el sonido del telefonillo, con una persona que decía: emergencias 061.
Tras esto llamaron a la puerta y entraron 4 personas, 2 de azul celeste y amarillo y otros 2 con polos amarillos y, mientras uno llevaba la voz cantante y me hacía preguntas, los otros, con gran profesionalidad, evaluaban a mi suegra, le ponían un suero, unas pegatinas con unos cables a un monitor, siendo valorada por el primero, que era el médico, y me decía: su suegra tiene una arritmia que le bloquea el corazón, ahora está estable, pero hay que llevarla al hospital para que le vigilen y valorar si hay que ponerle un marcapasos.
Y así fue.»
Aunque esta historia no es real, podría serlo. Se trata de una situación que se puede presentar en cualquier momento...
Las pérdidas bruscas de conciencia es un problema que se manifiesta con bastante frecuencia en la población en general, incluso en un 20% de la población adulta, con una incidencia de un 3% en hombres y un 3,5% en mujeres, representando un 3% de las consultas en los servicios de urgencias.
Habitualmente son causa de gran alarma, sobre todo en los momentos iniciales, pues el paciente que pierde el conocimiento o tiene una alteración de la conciencia, en numerosas ocasiones lo hace de forma brusca y en lugares públicos, pero una actuación adecuada sobre las mismas minimiza los riesgos y facilita una atención rápida y eficaz por parte de los servicios de urgencia y emergencia.
Conciencia y somnolencia
La conciencia puede definirse como la capacidad para percatarse del mundo exterior y de uno mismo, es decir, saber «quién soy, dónde estoy» en el momento actual.
Hasta el coma hay una serie de grados como son:
La somnolencia se considera como la incapacidad para mantener de forma adecuada el nivel de conciencia sin la presencia de estímulos tenues, considerándose como un sueño ligero, pero del cual se puede despertar con leves estímulos táctiles.
La obnubilación es un grado más marcado caracterizado por una respuesta a órdenes verbales simples y a estímulos dolorosos, no existiendo respuesta adecuada a órdenes verbales complejas.
El estupor se considera como la ausencia de respuesta, en la que la víctima sólo puede despertarse brevemente y con una estimulación enérgica y repetida, y hay que distinguirlo del sueño normal. El coma es el estado en el cual el paciente no puede despertarse y está arreactivo. Existen varios grados de coma.
Las causas de alteraciones de la conciencia normal que pueden llevar a una pérdida de la misma son numerosas y variadas, siendo las más importantes las de origen cardiaco (como alteraciones del ritmo cardiaco, problemas coronarios), del sistema circulatorio (como hipotensión o una crisis hipertensiva severa), de origen neurológico (ictus, crisis convulsivas repetidas), del metabolismo (hipoglucemia, trastornos de los electrolitos, etc.), intoxicaciones (alcohol o drogas, productos domésticos), traumatismos, dolor intenso, enfermedades psiquiátricas, etc.
Cuando una persona pierde el conocimiento las medidas básicas de actuación son las siguientes:
Inicialmente verificar la inconsciencia y para ello se le sacudirá con energía el hombro de la víctima mientras se le insiste en preguntarle en voz alta: «¿Se encuentra bien?». Gritar y sacudir son las palabras que debemos recordar para identificar una persona inconsciente.
Si se verifica la inconsciencia se comprobará de inmediato si respira normalmente, y si no lo hace se avisará de inmediato al 061 ya que puede tratarse de una parada cardiorrespiratoria.
Si la persona permanece inconsciente y respira normalmente se colocará en posición lateral de seguridad o de lado llamando al 061 donde el médico nos indicará como hacerlo.
Si la víctima comienza a recobrar el conocimiento se le dejará tumbado en el suelo con las piernas elevadas, con la cabeza más baja que el resto del cuerpo, se evitaran las aglomeraciones, sobre todo si es un lugar público, si presenta náuseas o vómitos, y no tiene ningún golpe en la cabeza o cuello, se girará la cabeza manteniéndola en ese posición, llamando cuanto antes al 061 para explicar la situación.
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