martes, 2 de octubre de 2012

Verdades y mentiras de los primeros auxilios

Hay creencias populares que, además de no ser efectivas, pueden provocar incluso males mayores

POR: ROSA CUEVAS | CONSUMER EROSKI

Que levante la mano quien no haya dicho ante un accidente doméstico tan habitual como quemarse con el aceite aquello de «con un poco de dentífrico se te pasa, ya verás». Y es que hay ciertas creencias respecto a los primeros auxilios que forman parte del imaginario colectivo pero no por ello su efectividad está comprobada. Algunas pueden incluso resultar contraproducentes. Los expertos de EROSKI CONSUMER recomiendan cautela y prudencia: ante el desconocimiento o la duda, lo mejor es abstenerse y acudir al centro de salud más cercano.

Hemorragia nasal: la cabeza hacia atrás

Echar la cabeza hacia atrás ante una hemorragia nasal no detiene el sangrado. Lo que ocurre es que la sangre, en lugar de salir por el orificio nasal, se dirige a la parte posterior de la nariz y va hacia la garganta y la boca. Hay que hacer lo contrario. Para detenerla hay que inclinar la cabeza hacia delante presionando la zona lateral del lado de la nariz que sangra, justo en la zona en que termina el hueso y empieza la zona carnosa. La presión debe ser firme y continua durante 10 minutos. Si se aplica un poco de frío en la zona, que tiene un efecto vasoconstrictor, también puede resultar útil.

Golpear la espalda ante un atragantamiento

Es una práctica casi instintiva. No obstante, esta acción tan bien intencionada puede ser desacertada ya que puede facilitar la impactación del cuerpo extraño y empeorar la obstrucción de las vías aéreas. Ante esta contingencia debe practicarse la denominada maniobra de Heimlich, que consiste en colocarse detrás del afectado y rodearlo con los brazos para hacer una compresión por debajo de la boca del estómago. De esta manera, se impulsa de forma brusca el aire hacia arriba, con lo que se facilita la expulsión del cuerpo extraño.

Provocar el vómito ante una intoxicación

A pesar de que es cierto que el vómito puede facilitar la eliminación del tóxico, no siempre es recomendable. Si la sustancia que se ha ingerido es corrosiva, vomitar es contraproducente ya que lesionará de nuevo la parte alta del tubo digestivo. También hay que ser muy prudentes al provocarlo en una persona semiinconsciente, ya que pueden producirse aspiraciones del contenido gástrico hacia las vías respiratorias.

¿Dentífrico, mantequilla y clara de huevo?


Ante una quemadura, una costumbre frecuente es aplicar pasta de dientes. Es posible que esta idea surja del efecto refrescante que aporta el dentífrico, pero se trata de una falsa mejoría, perniciosa por sus consecuencias ya que es abrasiva y empeora la quemadura. Tampoco debe aplicarse aceite o mantequilla, ya que ensucian la herida y pueden empeorar las cicatrices posteriores.

Otro mito es el de aplicar clara de huevo con la creencia de que acelera la cicatrización gracias al colágeno que en realidad no tiene -son proteínas (albúmina)-. Si se aplica a una quemadura, queda pegada a la piel y dificulta la limpieza del lecho de la herida. Con esta práctica se da nutrientes a las bacterias que colonizan la piel y se facilitan las infecciones.

Por eso, lo mejor es aplicar agua fría (no hielo) y cubrir la zona con un pañuelo limpio o mejor, una gasa. Si la quemadura no es grave y la piel está solo enrojecida, bastará un antiinflamatorio tópico. Si hay heridas o ampollas, consultar a un servicio médico.

Mordedura

¡Quién no lo ha visto en una película! Aunque en nuestras latitudes pocos se enfrentan a la mordedura de serpiente, la idea de que hay que succionar el veneno está muy arraigada. Lo cierto es que lo idóneo es no manipular mucho la zona para no provocar lesiones. En la mordedura, además del veneno, suelen inocularse sustancias que lesionan los tejidos circundantes que facilitan la propagación del tóxico.

Por este motivo, no hay que efectuar cortes y, en caso de succionar el veneno debe hacerse con mucho cuidado ya que puede ser peligroso para la persona que lo efectúa porque, si tiene alguna lesión en la cavidad bucal, podría absorber la toxina.

Asimismo, tampoco deben practicarse torniquetes para evitar que el veneno se distribuya por el organismo ya que esto puede comprometer el riego sanguíneo de la herida y empeorarla. Lo mejor es presionar de forma suave la herida para hacer brotar la sangre, inmovilizar el miembro afectado y procurar que se mantenga quieto y tranquilo, ya que el ejercicio y la ansiedad aumentan el riego sanguíneo y hace que el veneno se difunda con mayor rapidez.

Sujetar a las víctimas de convulsiones

En una crisis convulsiva se producen movimientos no controlados de las extremidades que pueden ser relativamente violentos. Si se sujeta con fuerza al afectado se corre el riesgo de provocarle lesiones. Además, la inmovilización no acorta el ataque ni reduce los efectos. Está contraindicado intentar introducir un objeto en la boca para evitar que se muerda la lengua ni administrar medicamentos orales, aunque sean antiepilépticos.

Hay que sujetar con suavidad al individuo para evitar que se lesione y amortiguar la cabeza, y voltearlo de costado para evitar que, en caso de vómito, se produzca una aspiración hacia los pulmones. Al intentar introducir un objeto en la boca para evitar que se muerda, además de lesionar al afectado, se corre el riesgo de sufrir una mordedura involuntaria.

Poner un filete sobre una contusión

Otro remedio 'de película' es colocar un filete sobre una contusión. El efecto beneficioso se produce solo por el frío, sin que intervengan para nada los componentes de la carne. Pero puestos a utilizar remedios caseros, es más higiénico y económico aplicar una bolsa de guisantes congelados.

Orinar sobre la picadura de medusa

No está demostrado que funcione. El agua salada puede ser un buen remedio para lavar la zona y calmar un poco el escozor. Es importante no aplicar agua dulce ya que rompe las células urticariantes, lo que puede provocar una mayor liberación de toxina. El frío local -un pañuelo con unos cubitos de hielo- también atenúa las molestias, aunque no es conveniente aplicarlo directamente. Una solución de vinagre al 50% o amoniaco puede ser efectiva para desactivar la acción de la toxina.

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